Lo prometido es deuda.
Primero veamos ¿quién es el culpable?
Pues el culpable es ... ¡efectivamente!, no hay un culpable o, mejor dicho, todos son culpables.
Lo importante era ordenarlos. ¿Que por qué? Porque resulta que es una especie de test de personalidad, en el cual la figura clave es el personaje que cada uno de nosotros haya puesto en último lugar.
Según el profesor que me contó la historia, el personaje a quien hemos asignado la menor culpa, es aquel con el que más nos identificamos. Y cada personaje tiene características positivas y negativas.
Repasemos pues los personajes:
Bridgitte: egoísta, hedonista, disfruta la vida, jovial, optimista, caprichosa, inmadura, infiel ...
Marido: adicto al trabajo, práctico, luchador, fiel, incapaz de mostrar sentimientos, ...
Alain: romántico, rencoroso, sensible, vengativo, sincero, fiel ...
Barquero: insolidario, burócrata, trabajador, responsable ...
Loco: inestable emocionalmente, genial, creativo, irreflexivo, ...
En fin, la lista de cualidades es discutible y ampliable.
En cuanto a la fiabilidad del supuesto test, tengo mis dudas pero ahí queda.
Finalmente, te doy las gracias por tu participación.
¡Ah! Para ser honesto, te diré que mi responsable máximo es el loco y el menos responsable, Alain.